La constitución de los Estados Unidos, en su primera enmienda prohíbe la creación de cualquier ley que impida, reduzca o vulnere la libertad de expresión.
Pero, esta
enmienda tiene como propósito el legitimar y autorizar el insulto, la difamación
y permite el atropello del Derecho al Honor que merece cada individuo, raza,
creencia u orientación?
Son los líderes
actuales, patrones a seguir en el buen uso de la Libertad de Expresión?
Trump y
Maduro, a pesar de ser líderes de realidades con contextos diferentes, ambos
son ejemplos latentes de la distorsión del buen uso de la palabra,
irrespetando y agrediendo a sus detractores.
Cada vez es
más frecuente que personajes públicos recurran a la ofensa como bastión de
defensa para sus acciones y opiniones, sin considerar el respeto que como abanderados
le deben a sus pueblos y seguidores.
Rashida Tlaib, la primera palestina-americana en ser electa para servir en el
Congreso de los Estados Unidos
La representante demócrata por el estado de Michigan, horas después de haber sido juramentada en el congreso, se reunió con sus seguidores en un evento que organizó el grupo progresivo MoveOn.
En dicho evento la congresista contó una conversación que sostuvo con su hijo, momentos después de haber ganado las elecciones.
"Mamá mira que ganaste. Los matones no ganan", dijo el hijo de Tlaib.
"Y dije: ‘Cariño, no lo hacen, porque vamos a entrar allí y destituir al hijo de puta".
Evidentemente este comentario lesivo y ofensivo de la dirigente demócrata, generó una replica inmediata en el presidente Trump, aprovechando su respuesta como una maniobra política.
“¿Cómo impugnas a un presidente que quizás ganó la mejor elección de todos los tiempos, no ha hecho nada malo” y ha tenido “los dos años más exitosos que cualquier otro presidente?”, tuiteó el viernes el mandatario, afirmando que es “el republicano más popular en la historia del partido”. Según publicó el portal www.elnuevodia.com
La libertad de
pensamiento y palabra es un derecho cívico y de tal manera se debe ejercer
Por ello, no se puede
permitir que la libertad de expresión se convierta en una herramienta para
atropellar los derechos de los demás con el único propósito de fomentar el escándalo
público.
Llámese Trump, Maduro o
Tlaib, presidente de una república o chofer de transporte público, todos como
ciudadanos activos e integrantes de comunidades cívicas y democráticas, debemos
entender que cada derecho o libertad reconocida constitucionalmente ha de
ejercerse con responsabilidad y conlleva unas obligaciones, siendo la principal
de ellas el respeto al resto de derechos y libertades de las demás personas.



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